sábado, 12 de mayo de 2012

BIOÉTICA - Suicidio y Homicidio

BIOETICA: Suicidio y Homicidio
Trabajo de Teología III
Instututo Superior Marista
año 2011

               
Bioética

     La bioética es la disciplina filosófica que se ocupa de abordar de forma metódica y sistemática, planteando, enfocando y buscando resolver , los dilemas éticos que surgen en las ciencias de la vida: ciencias biológicas, las ciencias médicas, agro-veterinarias y psicológicas.
        Los interrogantes que nos surgen en este momento son:


  • ¿Cuándo termina la vida humana?
  • ¿Cuándo una vida humana debe ser reconocida como tal?
  • ¿Cuándo una persona deja de ser persona?
        Las preguntas son muchas y variadas.
        En éste trabajo nos enfocaremos en el Homicidio y el Suicidio

Homicidio
      Homicidio significa “dar muerte a un ser humano”. Es el acto de quitar injustamente la vida humana, perpetrado por una persona distinta a la víctima, mediante un acto individual deliberado. La maldad de ese pecado ubica primariamente en la violación al derecho supremo de Dios sobre la vida de sus criaturas.

       La acción de matar provoca la violación al derecho más visible y estimable del ser humano, que es la vida.

        El homicidio voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del ser humano y a Dios. La ley que lo proscribe posee una validez universal, obliga a todos y a cada uno, siempre y en todas partes.

Clasificación:

El homicidio lo podemos clasificar en:



  •  Homicidio directo es un acto por el cual se le quita la vida a la persona en forma deliberada e intencional. 
  •  Homicidio indirecto es cuando la muerte resultante no formaba parte del objeto de la persona, ni como fin ni como medio para otro fin. La muerte de una persona es el resultado no deseado de una acción prohibida. 
          El dar muerte a otra persona es permitido exclusivamente ante la amenaza de un peligro equivalente a la destrucción de una vida humana. Debe existir una razón suficiente para proteger el bien común.
       No se debe traspasar el límite de la justa defensa personal para ello se tiene que dar las siguientes condiciones:
       El peligro percibido en contra de sí mismo o de otro debe ser real y por así decir, inminente y no meramente posible.
         No debe emplearse una violencia mayor a la necesaria para protegerse de un ataque violento.
         El deseo formal de quien se defiende debe ser únicamente el de proteger su vida y rechazar el ataque.
         En la legítima defensa no se debe quitar la vida al agresor sino detener su agresión.

       Dentro de los diez mandamientos que pertenecen a la revelación de Dios y que están grabados por Dios en el corazón del ser humano, encontramos el quinto mandamientos que dice:

                                                         “No Matarás”.
         La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios.
      Solo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término, nadie en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar a un ser humano inocente.
        El Antiguo Testamento considero siempre la sangre como un signo sagrado de vida. La validez de está enseñanza es para todos los tiempos.
       La Sagrada Escritura precisa lo que el quinto mandamiento prohíbe: “No quites la vida del inocente y justo”.
         En el Sermón de la Montaña, el Señor recuerda el precepto “No Matarás”.
        El homicidio voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del ser humano, a la regla de oro y a la santidad del Creador.
         La Ley que lo proscribe posee una validez universal, obliga a todos.
         La alianza de Dios y de la humanidad está tejida de llamamientos a reconocer la vida humana como un don divino.

      La Iglesia Católica bajo el pontificado de Juan Pablo II, su encíclica EVangelium Vitae denunció el aborto, la pena capital y la eutanasia como formas de homicidio y, por tanto, inaceptables para un católico. Desde entonces, la iglesia sostiene que la pena de muerte ya no es necesaria si puede ser sustituida por el encarcelamiento.
        El Catecismo de la Iglesia Católica dice que «Si los medios no sangrientos son suficientes para defender las vidas humanas contra un agresor y para proteger el orden público y la seguridad de las personas, la autoridad pública debe limitarse a dichos medios, ya que corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común, y están más en conformidad con la dignidad del ser humano».
Más exactamente, la Iglesia Católica sostiene que la pena capital debe ser evitada a no ser que sea la única manera de defender a la sociedad del criminal en cuestión, por lo que, en los sistemas penales actuales, una situación que solo pueda ser resuelta mediante la pena de muerte es rara si no inexistente. 

Para la Iglesia Católica:

  • · Es legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida. 
  • · El que defiende su vida no es culpable de homicidio, incluso cuando se ve obligado a realizar un golpe mortal a su agresor. 
  • · Si para defenderse se ejerciera una violencia mayor que la necesaria se trataría de una acción ilícita. Pero   sí se rechaza violencia en forma mesurada, la acción sería lícita. 
  • · La legítima defensa no es solo un derecho sino un deber. 
  • · El quinto mandamiento condena como gravemente pecaminoso el homicidio directo y voluntario. 
  • · El homicidio indirecto e involuntario no es moralmente imputable, cuando la razón sea proporcionada al hecho. 
  • · El aborto, la pena capital y la eutanasia son formas de homicidio 
  • · La pena de muerte no es necesaria si puede ser sustituida por el encarcelamiento. 
Suicidio
          El término suicidio procede del latín sui-caedes que significa muerte de uno mismo. Para la Iglesia Católica, el suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Además es contrario al justo amor así mismo y a los demás.
        El suicidio es la destrucción de la propia vida ya sea por medio de una acción o a través de una omisión voluntaria.
          Es contrario a la dignidad humana, nadie en condiciones normales desea su propia muerte. El hombre de forma natural trata de conservarse vivo por todos los medios posibles.
      Cuando se producen circunstancias extraordinarias, uno puede llegar a pensar que la muerte es preferible al sufrimiento, tanto que puede decidir quitarse la vida. 
           Eso no es un derecho, no existe, un pretendido “derecho al suicidio”.
           El suicidio es un grave ataque a la dignidad humana.

          Es un hecho evidente y de sentido común que la gente se siente a gusto y satisfecho en la vida, y no experimente ningún deseo de morir. Esto sucede porque de fondo hay una razón por qué vivir, son personas que han cultivado, siguen cultivando y desean cultivar objetivos y metas en su vida, tienen un por qué vivir y su vida tiene un sentido. Pero cuando no hay proyectos a realizar en la vida, ni metas, ni objetivos se cae en un sin sentido de la vida, no hay ganas de luchar y menos de vivir. Cuando no se encuentra la razón de ser se cae en un vacío.

       Hay que despertar mucho la confianza en Dios, en esas personas que sufren esas tentaciones de suicidio, ayudarles a valorar el don de la vida, el sentimiento del sufrimiento.

          La vida es un don tan grande y tan lleno de posibilidades que todos la aprecian como un gran tesoro. La misma naturaleza ha dotado al hombre de un fuerte instinto para preservar la vida: el instinto de conservación.

Clases de suicidio
       Existen varios autores y cada uno de ellos dividen al suicidio en varios tipos. Nosotros hemos elegido la clasificación de la moral clásica.

       La moral clásica distingue dos tipos de suicidio:
a) Suicidio voluntario en sí: el que es efecto de una acción directa por la que la persona se quiere quitar la vida. La muerte constituye el objetivo del que pone la acción. Se clasifica como suicidio directo.
b) Suicidio voluntario en la causa: el objeto de la voluntad no es la occisión propia. Se prevé la muerte como consecuencia de la acción, pero no se la quiere. Esta es un efecto de una acción indirecta. Es el llamado suicidio indirecto.

El suicidio voluntario directo es escogido por la persona, él mismo la ejecuta.
El suicido voluntario indirecto: la persona no puede suicidarse por sí mismo y encomienda a otro que lo ayude a realizarlo.

Historia y estadísticas
         
           En general en épocas anteriores la mayoría de los suicidios estaban motivados, más que por un deseo de la muerte, por un impulso de encontrar una solución rápida a un problema ético.
En el siglo XX estadísticamente esta comprobado que el número de suicidios han aumentado de forma espectacular.
              El número de suicidios en sociedades industrializadas es mayor que a los suicidios en los ambientes rurales.
             Aumentan con la duración del día y varía según las estaciones del año.
             Son más frecuentes al fin de la semana que al principio.
            Sobre la población mundial se dan aproximadamente diez suicidios por cada cien mil habitantes. Los países con mayor tasa de suicidios se da en Hungría, Austria, Checoslovaquia, Alemania, Dinamarca y Suecia.
            Las mujeres se suicidan menos que los hombres; el índice de suicidios femenino no llega a la mitad de los masculinos.
            El suicidio aumenta con la edad de las personas. El mayor número de suicidios se da entre personas ancianas.
           Cabe aclarar, que estos son estudios y apreciaciones de uno de los autores, y que esos dichos son a veces refutados por oros autores.

Causas del suicidio
       Las causas o motivos principales del suicidio suelen ser enfermedades que producen desórdenes psíquicos, dificultades graves en la vida, problemas afectivos, etc, que conducen a la práctica suicida sin importar consecuencias posteriores.
           Los suicidios no dependen del tipo de régimen político. Se dan indistintamente en países con régimen comunista o democrático. La mitad de los suicidios son consecuencia de un estado de depresión psíquica.           Los suicidios aumentan en aquellas sociedades en las que falta un claro sentido de la vida.
        En aquellas sociedades en las que los hombres tienen un profundo sentido de la religiosidad están menos expuestos al suicidio. Pero donde hay un ambiente materialista de la vida es más propicio para el aumento de los suicidios.
          Cuando existe un proyecto ético de vida en la que entran realidades espirituales, la persona encuentra siempre el sentido de la existencia.
          El materialismo está estrechamente relacionado con el egoísmo: se quiere tener, poseer por la propia y exclusiva satisfacción.
          En el caso de los bienes espirituales: la amistad, la solidaridad, la cooperación no pueden basarse en el egoísmo, la persona da lo mejor de sí misma.
          Una existencia religiosa encuentra siempre un sentido a la vida. Está comprobado, que el suicidio se da en personas que no tienen un profundo sentido espiritual de la existencia.

Puntos de reflexión ética frente al suicidio
          Desde la ética-moral se condena todo suicidio que proceda de la decisión deliberada del hombre, ya que el derecho de disponer de su propia vida no le compete al hombre. El ser humano no tiene ningún dominio sobre su existencia. El derecho a la vida le pertenece a Dios.

Puntos éticos respecto al suicidio:
  • · El suicidio va contra la inclinación natural y la caridad hacia uno mismo.
  • · Hay una obligación moral de conservar la vida y no atentar contra ella. La raza humana debe amarse a sí misma y por lo tanto no quitarse la vida.
  • · La práctica suicida viola los derechos de Dios.
  • · El suicidio atenta contra las obligaciones que el ser humano tiene para con la sociedad. 
  • · Atenta contra el derecho divino.
  • · Cada uno es responsable de su vida delante de Dios. Él es el dueño y soberano de nuestra vida.

          La persona que intenta el suicidio debe afrontar con responsabilidad las dificultades graves de la vida como: los problemas afectivos, los desordenes psíquicos, las enfermedades, y todo cuanto se presenta en la vida, y no por ello inmediatamente quitarse la vida como solución facilista a tales problemas.
         El ser humano debe buscar soluciones racionales y existenciales a ellos y no dejarse sucumbir. Debe afrontar con entereza las indudables dificultades de la vida.
       El suicidio de personas que tienen familia (marido o mujer, hijos, padres) es también un acto de injusticia respecto a sus parientes.
        Con el suicidio se pone en juego la condenación eterna del alma, pero Dios con su misericordia, puede facilitar el camino a la salvación ante un arrepentimiento genuino.
        La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida.
     Para las personas que sufren la tentación del suicidio, se le debe despertar la confianza en Dios, ayudarlos a valorar el don de la vida, el sentido del sufrimiento, y estar cerca de ellos con el aliento y la oración.

 Formas de morir valoradas por la ética:

         Estas diferentes formas de morir valoradas por la ética son en referencia a enfermos terminales, o de cómo ayudar al otro al buen morir, de cómo debemos prepararnos ante ese momento tan particular en nuestra existencia, los dilemas éticos relacionados con el fin de la vida, los derechos de los enfermos y los criterios éticos médicos, así como la opinión de la Iglesia.
Dentro del género podemos diferenciar las siguientes especies:

  • · Eutanasia Activa Directa (Intencional).
  • · Eutanasia Activa Indirecta.
  • · Eutanasia Pasiva (Dejar morir en paz).
  • · Suicidio voluntario o auto eutanasia.
  • · Asistencia al suicidio.
       La eutanasia activa directa, es un acto que de hecho provoca de modo eficaz la muerte de un paciente. Pone término a la vida del paciente por motivos de sufrimiento físico, de su condición física o mental o porque se considera una carga social.
No cuenta con el consentimiento del paciente, quién toma la decisión y la ejecuta no es el paciente. También se lo conoce como Homicidio por gracia.

      La eutanasia activa indirecta se plantea cuando no queda otro remedio para calmar el dolor de una persona que administrarle ciertos analgésicos con los que se pretende disminuir su sufrimiento, pero que, al mismo tiempo le acortan el período de vida.
La intención consciente y justificada desde el punto de vista ético es calmar el dolor aunque ello acorte la vida.

      La eutanasia pasiva sería la omisión, es decir la no puesta en práctica de alguna acción inútil que pudiera prolongar la vida del paciente próximo a la muerte. Sería dejar morir y no interviene para alargar la vida de manera abusiva o irracional.

      El suicidio voluntario es cuando el paciente decide suicidarse o decide prescindir de tratamientos vitales. Ello puede ser una actitud éticamente legítima.
El médico respeta al paciente que en plena conciencia y en la efectiva posesión de la libertad decide suicidarse.
Se considera éticamente legítimo no continuar con tratamientos extraordinarios o desproporcionados, siempre que se asegure el no aumentar los sufrimientos del paciente.

      La asistencia al suicidio es cuando el médico facilita al paciente terminal que se quiere suicidar aquellos medios materiales que lo ayuden a llevar a cabo su intento.
La asistencia meramente material a un suicida consciente y libre que ha manifestado públicamente su deseo de no seguir viviendo, podría considerarse correcta pero en la práctica es sumamente peligroso, puesto que, entre la ayuda desinteresada y respetuosa a un suicida libre y el suicidio inducido y presionado o coaccionado, hay una diferencia muy difícil de discriminar en términos prácticos.
Es muy difícil evitar los abusos y las manipulaciones del paciente terminal. Se lo conoce también como homicidio compasivo a petición del enfermo.
      Algunos autores denominan al suicidio voluntario directo o indirecto como “ortotanasía” derecho a morir en paz.

Criterios Éticos.
Dentro del Código de Ética Médica existen axiomas fundamentales:
  • · Nadie es dueño de apropiarse de la vida de otro ser humano.
  • · No al ensañamiento terapéutico en una vida terminal.
  • · No a medios artificiales en situaciones terminales que prolonguen la vida en forma innecesaria.
  • · No al uso de medios extraordinarios en situaciones terminales.
  • · No a medios desproporcionados utilizados para alargar la vida de un enfermo terminal.
  • Iglesia y Eutanasia
        Para los cristianos la vida humana es un don sagrado y maravilloso, recibido de Dios. 'El hombre está llamado a la vida y a una plenitud de vida, que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena... Lo sublime de esa vocación sobrenatural, manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana, incluso en su fase terminal. Todo cristiano tiene el deber de respetar, valorar y defender la vida humana. No existen 'vidas inútiles' que sean cargas para los otros. El sufrimiento y el dolor no justifican ni dan derecho a disponer de la vida de un ser humano. La muerte no es el término final y último de la vida del hombre, ni un fin absurdo de la misma.
         Según la Iglesia, la mentalidad que ve a la eutanasia, o Suicidio como un derecho absoluto, nace de una visión que prescinde de Dios y que cree erróneamente que el hombre es dueño absoluto de su vida, siendo responsable sólo ante sí mismo de sus acciones.
          Por más que se quiera ver a la Eutanasia o el suicidio como un bien, no deja de ser un acto absurdo e inhumano que ningún fin puede legitimar.
        El personal médico y de enfermería debe estar al servicio de la vida y asistirla hasta el final, no puede prestarse a ninguna práctica eutanásica, ni siquiera ante la solicitud del interesado, y aún menos de sus parientes. En efecto, las personas no poseen un derecho a la eutanasia o al suicidio, porque no existe el derecho de disponer arbitrariamente de la propia vida. Ningún agente de la salud, por consiguiente puede hacerse tutor de un derecho inexistente.
      Esto no significa que tenga que prolongarse artificialmente la vida de una persona. Todos tenemos derecho a vivir y a morir dignamente. Pero esto no significa que se nos prolongue artificialmente la vida por medio de técnicas, medicamentos o aparatos que produzcan lo que se ha dado en llamar el encarnizamiento terapéutico.
      Es lícito en un enfermo terminal, recurrir a calmantes (aun con el riesgo de acortarle la vida) que permitan que el enfermo viva los últimos momentos de su vida sin sufrimiento innecesario. Es legítimo y digno desear una muerte sin desfiguración, dolor y aislamiento y no se opone al Evangelio. Un paciente terminal nos da muchas veces una lección enfrentando la muerte con gran dignidad, somos nosotros los que deberíamos acompañar al enfermo los que a menudo nos comportamos indignamente.


(Parte del trabajo de Teología III, Bioética: Suicidio y Homicidio)

Bustamante, Vilma
Aguilar Lissette
Pascual Rioja, Nancy

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Me interesó la división de los tipos de suicidio, sin embargo, hay un punto muy importante a aclarar relativo a ´´Puntos éticos respecto al suicidio:´´, se dice en el párrafo que el derecho de vida le pertenece a dios y otros puntos más que se sostienen de valores independientes a la moral en cada persona,por lo que la ética, en realidad, no se encarga de dar estos 'puntos´. La ética es una rama de la filosofía, que estudia el comportamiento humano y en base a eso, da la síntesis de lo que este considera bueno o malo de forma argumentada y panorámica. Gracias por tu blog, sólo esa sugerencia.

    ResponderEliminar
  3. The Iron Man: The Wily Wars - Titanium Bicycle
    Iron Man: The titanium fat bike Wily Wars - Titanium Bicycle: Bicycle, damascus titanium designed by Mark P. Miller. T-shirt, printed titanium element on 메이피로출장마사지 aluminum. Size: 36 cm x titanium blue ps4 controller 36 cm. Manufacturer: Mark P. Miller. T-shirt $39.99 · ‎In stock

    ResponderEliminar