...
Como dormida
se van quedando la esperanza.
Lentamente
y hasta casi con delicadeza,
la realidad la comenzó a acunar.
Así,
despacito,
silenciosa
y como avergonzada
la ilusión se comenzó a alejar
con pasitos sigilosos
-quizás para que ni las lágrimas se enterasen
que cada vez estaba más distante-.
Solo un vacío,
y el frío ese que te recorre el cuerpo por momentos
aunque esté brillando el sol.
Solo silencio,
aunque las palabras griten en mis oídos.
Solo querer ver un amanecer
para seguir caminando.